(Donovan 02) Fascinacion by Nora Roberts

(Donovan 02) Fascinacion by Nora Roberts

autor:Nora Roberts
La lengua: spa
Format: epub
Tags: love_contemporary
editor: www.papyrefb2.net


Fue una de los momentos más duros de su vida. Devereaux y una agente habían ido a la casa de las cortinas azules. Mel los había visto entrar, después de que la mujer morena les abriese la puerta a la mañana siguiente, todavía en bata. Mel había notado cierto temor y preocupación en el rostro de la mujer, la cual estaba llorando desconsolada en esos momentos.

¿Cuándo saldrían? Metió las manos en los bolsillos y dio unos pasos por la acera. Estaba muy nerviosa. Devereaux había insistido en que esperasen hasta que amaneciese y Mel no había logrado pegar ojo al regresar al hotel.

—¿Por qué no te sientas en el coche? —le sugirió Sebastian.

—No puedo estarme quieta.

—No nos dejarán llevárnoslo ahora mismo. Ya has oído a Devereaux: tardarán horas en hacerle los análisis de sangre y comprobar sus huellas dactilares.

—Pero me dejarán estar a su lado. No pienso dejar solo a David con unos desconocidos —aseguró Mel, en referencia a los agentes del FBI—. Háblame de ellos, por favor —añadió de pronto.

Sebastian había estado esperando la pregunta y la miró a los ojos para contestarla:

—Ella era profesora. Dimitió cuando les dieron a David. Quería pasar con él el máximo tiempo posible. Su marido es ingeniero. Llevan casados ocho años y han intentado tener hijos desde el principio. Son buena gente, se quieren, y tienen espacio en su corazón para formar una familia.

Pudo observar en la cara de Mel la guerra entre la compasión y la rabia, entre el bien y el mal.

—Lo siento por ellos —susurró—. Lamento que alguien sea capaz de explotar este tipo de amor, esta necesidad. Odio lo que les han hecho a todos los afectados.

—La vida no siempre es justa.

—La vida no suele ser justa —corrigió Mel.

Siguió dando pasitos de un lado a otro de la acera. Cuando la puerta se abrió, Devereaux se dirigió hacia ella:

—¿El chico la conoce?

—Sí, ya le he dicho que me reconoció cuando me vio anoche.

—El señor y la señora Frost están destrozados. Estamos calmando a la mujer. Como le he dicho, tendremos que quedarnos con el niño hasta que realicemos las comprobaciones pertinentes y solucionemos el papeleo. Sería más fácil para él si entrara dentro con la agente Barker y lo sacara usted misma.

—Sí —aceptó Mel con el corazón en un puño—. ¿Donovan?

—Te acompaño.

Entró, tratando de escudar su corazón y su mente de la escena que iba a presenciar. Avanzó hacia la habitación de David, pintada de azul con barcos de vela. Sobre la cuna había un móvil.

Se quedó sin respiración. Todo se ajustaba a lo que Sebastian había predicho.

Por fin se inclinó para apaciguar el llanto de David.

—Cariño, cariñito —Melle secó las lágrimas de las mejillas y agradeció que la agente Barker estuviera delante, para no romper a llorar también ella—. Muy bien, pequeñín. Vamos a casa a ver a papá y mamá.



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